Testimonio de Ricardo

Llevaba meses incordiando a Ama Venus por wtspp puesto que lo que realmente me apetecía era follármela. Una y otra vez me ponía en mi sitio o bien me ignoraba, y terminaba por buscar a una prostituta con la que saciar mi calentón; pero días después volvía a ver sus espectaculares fotos en la red y volvía a contactarla.

Conseguí que accediera a mantener una conversación telefónica y ya no tuve marcha atrás. Su dulce y erótica voz me cautivaron por completo, aclaró todas y cada una de mis dudas y aunque mis instintos masculinos seguían con deseos de tener sexo con ella, finalmente decidí ponerme en sus manos y tener mi primera sesión de Bdsm.

Después de hacerle el ingreso en cuenta acordamos día, hora y dirección de la mazmorra. Me dió la posibilidad de escoger su vestimenta, cosa que me encantó y obviamente me decanté por transparencias y la menor cantidad de tela.

Estaba por la zona, nervioso y excitado, esperando dirección exacta para conocerla. Recibí un mensaje que me indicaba que acababa de llegar y procedía a cambiarse, dirección exacta y órden de picar al timbre transcurridos 10 minutos.

Al abrirme la puerta quedé noqueado, sinceramente no esperaba que fuera una mujer tan sumamente guapa, bella y atractiva.

Tal como yo le había solicitado, llevaba un body transparente de encaje rojo, con zapatos de tacón a juego, y unas correas blancas apretaban su cuerpo.

La polla se me puso como el acero y no pude atinar a decir ni dos palabras. 

Me ofreció una botella de agua y nos sentamos unos minutos para acabar de concretar todas las prácticas que íbamos a llevar a cabo, mis límites, palabra de seguridad para detener el juego, etc.  

Me ordenó desnudarme y ponerme de rodillas para hacerle entrega de su tributo. Acto seguido me colocó una correa de perro y me paseó por todo el local, parándose de vez en cuando para clavar mi cabeza en su bonito trasero. Se sentó en una butaca a 4 patas y me ordenó lamer sus nalgas, tersas y suaves con sabor a gloria.

Me llevó a una silla de tortura y me ató por completo. Me torturó suavemente y con delicadeza como yo le había pedido, se sentaba encima de mí, de espaldas, y frotaba su cuerpo contra el mío poniéndome a mil. Me sentí indefenso y excitado como no recuerdo haber estado nunca, a su merced, como ella me dijo.

Tocaba con delicadeza mi polla y cuando sentía que iba a explotar en cualquier momento, de repente la azotaba con picardía o sujetaba fuertemente mis testículos con su mano, haciéndome aterrizar y darme cuenta de la realidad. Quise probar la sodomización de su mano y he de confesar que aunque no quise pasar de los 2 dedos, tuve un placer desconocido pero a la vez gratificante y lo hizo con tanto cariño y delicadeza que sin duda lo volveré a probar.

Ver esa pedazo de mujer reducirme a sus encantos, llamándome perrito, diciéndome que soy suyo, que va a hacer conmigo lo que le venga en gana, que mi ser y mi polla le pertenecen, que soy su esclavo y estoy ahí para venerarla y adorarla, fueron subidones constantes y la enorme incertidumbre de no saber que vendría después.

En definitiva, fué una experiencia fascinante y logró tenerme excitado y babeando por ella cada minuto hasta el final, donde me ordenó masturbarme y no parar hasta chorrear toda mi leche que decía pertenecerle y tuve un orgasmo de película.

Me hizo disfrutar de cada momento, en la jaula, en el potro, en la silla, en el suelo, en la verja, una sesión muy erótica y para un novato como yo en estos mundos, pero que sin duda volveré a repetir de su mano. 

Mi sumiso Ricardo

Deja un comentario