Testimonio de Alberto

Soy suyo, estoy loco por ella, hace conmigo lo que quiere, haré lo que sea para poder disfrutar de estos momento a su lado, pues el resto del mundo se desvanece cuando engrilleta mis manos y siento sus turgencias aplastandome, tocando mi cuerpo que se estremece de puro placer y deseo…

Ella lee mi mente como si me conociese desde siempre y conoce mis más ocultos anhelos, y sabiendo cual es mi punto débil, pellizca mis pezones con sus manos a horcajadas encima de mí, para evitar que pueda estallar por el roce de su cuerpo sedoso y firme, es el cielo y el infierno y yo suplico por ser condenado.

Éxtasis, cuando me abre las esposas y se apoya en la silla ordenándome que bese sus glúteos y mi lengua se acerca todo lo posible a su sexo mientras olfateo y me deleito pasando mi lengua por su piel, adorándola, temblando de puro gozo. Levanto la vista y puedo regocijarme de ver como se contonea, haciendo resonar sus tacones mientras se dirige a buscar cualquier tormento para mí.

De repente me lleva a la cruz de San Andrés y aunque de espaldas no puedo verla, siento los latigazos descargarse en mi piel, me provocan un insoportable dolor, pero deseo con todas mis fuerzas aguantar y complacerla, mientras la intuyo disfrutar de adiestrarme adecuadamente y sonríe con malicia.

Mi vida a partir de ahora serán los intermedios que transcurren mientras estoy y no estoy, sometido en presencia de mi DIOSA VENUS.

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