Finamente me he decidido a conocer a Mistress Venus para mi primera vivencia de sumisión presencial. No ha sido fácil, tenía mis dudas e inquietudes y no acababa de estar convencido de que quedaría satisfecho. Ahora puedo afirmar que vale la pena vivir cada segundo de la experiencia BDSM a manos de la Señora.
Ha sido una sesión light y para novato, pero me he sentido muy cómodo en todo momento y Mistress Venus ha respetado mis gustos y límites haciendo de la vivencia algo extraordinario.
Es una mujer increíble, ha superado con creces mis expectativas, irradia belleza y atractivo en cada poro de su piel. Su figura cuidada es digna de ser admirada, pero su rostro sin duda alguna es para mí su punto fuerte. Verla sonreír, picarona y juguetona, mientras disfrutaba de mi agonía y excitación. Me ha tenido rabiando como un jodido cabrón, llevándome al límite que ni siquiera yo conocía, y aunque he pronunciado la palabra de seguridad en muchas ocasiones, intentaré esforzarme más la próxima vez que solicite audiencia con ella.
Experta en culitos (como me dijo), he podido deleitarme y gozar de sentirla dentro de mí, junto a la humillación y degradación, bofetadas, escupitajos, pinzas, spanking, dilatación uretral, jaula en el pajarito, inmovilización y encierro, adoración de su cuerpo y botas de tacón, asfixia y meada corporal. Creo no haberme dejado nada, todo un maratón de bdsm.
Me dejó escoger su vestimenta y me decanté por un body de red rojo a juego con unas botas altas, rojas también, estaba espléndida y sublime.
Añadir que la mazmorra es todo un paraíso fetichista que te coloca más en situación de sumisión y te hace evadirte por completo a disfrutar de la experiencia.
Un honor ser su perro asqueroso y deseo le guste mi testimonio y me brinde la oportunidad de volver a estar a la altura de sus pies.