trio BDSM con la Putita de Dómina Venus

Hace unas semanas volví a entregarme a Mi Dómina. Llevo ya casi cuatro años de relación D/s donde he ido traspasando un límite tras otro.

Mi Señora es una Dómina que te sumerge en su mundo de fantasias D/s y cada encuentro es una nueva experiencia que te hace subir un peldaño más en la adoración de una hembra superior, bella, fetish, imponente con su rostro deliciosamente malicioso. Me sabe dominar y conducir mi educación.

Tenemos nuestros rituales consensuados que inician cada sesión gracias al conocimiento mutuo que permite una relación estable de esclavitud. En mi perfil de X Esclavo personal y devoto de Dómina Venus ProDomme @sergiog13664676 estoy explicando mi vida bajo su autoridad.

Pero este encuentro iba a ser aún más especial pues no siempre es posible interactuar con una sumisa. Cerda, la sumisa de Dómina Venus que escondida en la cama de la mazmorra tras un velo observaba mi entrada, mi desnudez y los rituales a los que me somete Mi Dueña.

Besar la mano, los pies, allí abajo a la altura de la suela, las pinzas en los pezones que sujetan una bandeja donde se deposita mi Ofrenda monetaria para que mi Diosa viva una vida sin privaciones y recitar la oración de entrega de ese tributo que muestre un grado de entrega sublime a quién dirige tu vida.

De pronto, llegó el momento de demostrar que paso hambre para ahorrar dinero para mis ofrendas. Mi Mistress señalo la maldita báscula que indica que he hecho con mi peso entre sesiones. En ese momento cayó un rayo de ira sobre mi porqué no había alcanzado la meta de 74 kg de peso. 74,3 kg, ese era mi pecado.

Tras ello, atado en correa como su perro recorrí el largo trecho de la mazmorra, mirando al culo sublime de quién te guia, hasta el reservado donde Dómina Venus me descubrió que aquel dia iba a tener compañera de castigos. Delante mió me presento a Cerda, la sumisa propiedad también de Mi Dómina. Una bella sumisa, como muestra su galería, sobre la que me abalancé en el momento que nuestra Dueña desapareció.

Pasaban los minutos recorriendo nuestros cuerpos con toda clase de juegos sexuales con nuestros genitales mostrando la necesidad de liberar nuestra libido reprimida. Cuando los dos habíamos recorrido cada centímetro de nuestro cuerpo para iniciar la unión sagrada un grito de ira de nuestra Dueña congeló la escena libidinosa y nos devolvió al infierno.

Dómina Venus me tomó como principal culpable y dió la correa atada a mi cuello a Cerda:

  • Coge fuerte la correa y que mi cenutrio no se mueva ni un milímetro! espetó!

El infierno era el bastinado de la planta de mis pies. Hasta 74 golpes por los 74 kg que no había alcanzado. No se si imagináis lo doloroso que es ese castigo. Me retorcia más y más viendo que la numeración no avanzaba, y con la correa bien prieta, vi la cara de Cerda casi pidiendo piedad por mí observando como era torturado por la Señora. Había incluso extras de palazos en las nalgas para completar el calvario.

La humillación continuo pues me perforaron mi coñito anal practicando el pegging con un strapon de los gruesos.

La sesión acabó con mi Ama subida entre dos potros enviando una enorme y larga lluvía dorada a mi cuerpo situado en el suelo. Mojado todo mi cuerpo en un charco de orín de Diosa, espectacular, fui hacía la ducha.

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