Tras meses buscando agendar una sesión con Mistress Venus he podido realizar mi sueño más íntimo: entregarme a una Diosa FemDom.
Tras los preliminares del consenso BDSM, me he arrodillado a los pies de la Dómina para adorarlos como se merece. A la altura del suelo me he iniciado con pasión en el ritual de venerar, chupar, tragar sus bonitos pies, delicados y bien cuidados, con una pedicura para los más exigentes.
Ha sido un placer besar esos pies de una Dómina de belleza excepcional que seduce al hombre más exigente. A la altura del suelo Mistress Venus me ha iniciado en el ritual del fetichismo lamiendo sus botas de charol negro para luego llegar a sus medias para finalmente desnudar sus preciosos pies que devoré como si fuera mi última tarea en este mundo. Dos bofetadas y una voz sensualmente poderosa me ha recordado que en el festín no estaba incluido que mis dientes molestaran la piel tersa de sus pies.
Con mis primeros pasos adentrándome en el fetichismo de pies y botas, Dómina Venus dispuso que demostrara mis habilidades de masaje manual de sus pies. Me esmeré en cada centímetro de su pile, en cada dedo, en el empeine y mis manos subieron acariciando las piernas hasta la rodilla.
La excitación erótica subió hasta mi cabeza haciéndome perder la noción de que el tiempo volaba. Mistress Venus pasó entonces ha realizarme un masaje prostático que domina a la perfección, tal como consensuamos al inicio. Y me ha demostrado que es cierto que muchos hombres tienen ahí el punto G. He gozado el momento aunque no he sido capaz de dilatar lo suficiente como para proceder a la sodomización y con ello que Mi Diosa me poseyera con su dildo. Pero tras su permiso, me he masturbado como un loco teniendo un orgasmo al nivel de la excitación y la seducción que he vivido con una mujer sensual y poderosa.
Me he perdido esa sensación de estar poseido tal vez por los nervios del primer encuentro. Dómina Venus sabe estar en su lugar pero al tiempo es capaz de comprender que su papel como institutriz es educar a sus sumisos de manera escalonada hasta la perfección en el sometimiento.
Estoy ahorrando para la próxima sesión, esta vez estaré a la altura de las exigencias de mi entrega absoluta a una Diosa.
Muchas Gracias Dómina Venus.